Mostrando entradas con la etiqueta charcos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta charcos. Mostrar todas las entradas

25 mayo 2008

LLUEVE

















Ha amanecido lloviendo, el día está oscuro, gris... Ángel, el pequeñín de dos añitos y medio ha sido el primero en despertar, y ha venido corriendo a mi cama a acurrucarse junto a mí. Los domingos suele pasar eso... puedes estar más rato haciéndote el remolón en la cama, pero los niños no perdonan; sus cuerpecitos están habituados a un horario, y no entienden que los demás a lo mejor preferimos dormir o hacernos los dormidos a jugar...
Truenos, rélámpagos... ¿cómo animar un día así para los dos niños?
Pues ha sido más fácil de lo que creía, algo que hace tiempo tenía ganas de hacer, y no sé por qué no había hecho. Después de desayunar con toda tranquilidad, nos hemos vestido, nos hemos puesto las botas de agua y los chubasqueros, y nos hemos ido a andar un poquito bajo la lluvia. ¡Y qué alegría! ¡Cómo se divertían! A la vuelta pisamos todos los charcos que quisimos, saltando y dando patadas al agua. Llevaban agua hasta en la ropa interior, pero los tres nos reíamos y suscitábamos las sonriras de los pocos valientes que iban por la calle. Han sido unos momentos muy agradables. Ahora, que están comiendo tranquilitos, y viendo dibujos, ya están imaginando el rato que van a pasar luego con sus amigas en el parque de bolas.
Lo que podía ser un tedio total, se ha convertido en un día interesante, divertido y feliz. Porque cuando los veo a ellos felices, entonces yo soy feliz.